CARTA ABIERTA A VERONICA AVILES
Cuando conocí a Verónica vi a alguien lleno de ilusión y muchas ganas de materializar las ideas que se amontonaban en su cabeza. Es imposible no quedarse maravillado ante una mujer con esa “luz”, que dirige una muy buena empresa, dentro de un sector donde todavía predominan los hombres.
Le pregunté qué les diferenciaba a ellos de otros negocios similares y me dijo que, si suena el teléfono a las tantas de la noche y es un cliente, se le atiende y se le ayuda en lo que haga
falta. Escucho eso y sonrío.
En la conversación comentó que le habían dado el premio nacional al mejor joven ferreter@, así como si nada, sin darle mucha importancia.
Le pedí que me contara eso bien y me explicó que alguien la propuso, se fue a Madrid donde se entregan esos premios, subió a un escenario con otros ferreteros, y que no sabe ni lo que contó de su ferretería pero que se emocionó muchísimo …y escuchándola es imposible no emocionarse también.
Le pregunté qué iba a hacer con lo del premio y me contestó que no lo tenía claro porque no le gustaba presumir o echarse flores. Así es ella.
Hubo que empujarla un poco para que hoy se celebrara este evento y compartiera ese premio con todos sus amigos, clientes y proveedores. Porque no es presumir, es dar su justa importancia a un reconocimiento merecido, que en parte corresponde también a su padre, después de toda una vida de buen hacer al frente del negocio. Un padre ya jubilado, pero de esos que, si no pasan por el negocio a asegurarse de que todo está bien, no descansan. Y que sigan haciéndolo, por favor…
Esta mañana he visto a una empresaria del comercio feliz y sonriendo (aunque algo sonrojada), a un padre orgulloso del premio concedido a su hija, a un marido feliz disfrutando del momento… y a muchos clientes y proveedores que les abrazaban y les daban la enhorabuena.
Todos los negocios tienen alma y ésta suele estar en sintonía con el alma del propietario. Y la ferretería La Llave de Elche tiene una de las almas más bonitas que he visto en un comercio.